RECORDATORIO: subconciencia, conciencia, cerebro.

La conciencia trabaja con la subconciencia y la mente trabaja con el cerebro. Ejemplo: La conciencia mientras aprende guarda en la subconciencia, luego transmite a la mente para que la mente pase por el cerebro lo aprendido. Cuando la conciencia a logrado su despertar entonces trabaja en esa forma, pero cuando no tiene conocimiento de su verdadera existencia entonces permanece dormida. Y la mente que es el pensamiento externo, lo que piensa es, lo que llega al momento. Por eso lo que se dice que llega de la mente, eso es externo. Eso es lo que el ser humano dice superficialmente. Cuando nuestro Señor nos decía para aquellos tiempos que la carne es un pecado, él se refirió al pensamiento humano. En otras palabras, el pensar humanamente. Todo lo que sale de la boca, es humano, y lo que sale de la conciencia es lo que sale del espíritu. Si hablamos humanamente entonces no viene de Dios ( Altísimo) sino del hombre. El hombre habla de lo superficial y eso tiene su fin, sin embargo lo eterno es del espíritu.

También podemos decir, que si hablamos terrenalmente las cosas del Altísimo, no serían verdades, porque las cosas del Altísimo son celestiales, incluyendo nuestro espíritu. Por eso el evangelio de nuestro Señor Jesucristo siempre ha sido espiritual. Siempre nos ha hablado del espíritu y de todo lo relacionado con el espíritu. Todo lo relacionado con nuestro ser interno. La Espiritualidad toda es interna. Es pertenencia del espíritu. Nosotros todos somos espirituales porque somos creación espíritu. Nuestro Señor no vino al mundo para hablar superficialidades, sino para que recuperáramos esa vida eterna que todos llevamos. Para que despertáramos de ese aturdimiento que se a llevado siglos tras siglos engañando a los habitantes de este mundo momentáneo, y que todo pasará........... Muchos serán los que continuarán dormidos sin poder reconocer ese despertar.

¿Qué puedo desear para mis hermanos terrenales? Que se amen unos a otros, y piensen que todos somos verdaderos hermanos, por el espíritu.

Amén.