lunes, 17 de diciembre de 2012

APOCALIPSIS 2 VER. 17.

Dice: El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.  (Recordar que la iglesia es el espíritu de cada uno en nosotros.)  Continúa diciendo, al que venciere le daré del maná escondido, y le daré también una piedrecita blanca y en ella escrito un nombre nuevo. que nadie conoce sino el que lo recibe.  Cuando dice le daré del maná quiso decir, le daré el alimento amargo que aún desconocen.  Nuestro Señor comparó ese purgante tan amargo como lo que íbamos a comprender una vez que lo recibiéramos a él.  Hermanos, maná era un purgante que se hacia de una yerba que tomaban los judíos que preparaban.  Hermanos, hay un pecado que todos hemos cometido, y es una deuda que hemos llevado por siglos y siglos.  Unos antes y otros después, pero esa deuda está.  Cuando recibimos esa verdad de lo Alto, al principio es como un purgante amargo, porque en ese momento reconocemos el mal que todos hemos llevado en nuestras almas.  Luego se convierte en la alimentación más dulce porque entonces comensamos a conocer los misterios escondidos de vida eterna, y se convierte en vida, una vida nueva.  También se nos dice que se nos da conocer un nombre nuevo.  ¿Saben de quién es el nombre nuevo que se nos da a conocer?  Pues busquemos en la continuación de la lectura.  Apocalipsis 3 vers. 12 y 13.  Dice: Al vencedor yo le haré columna en el templo de mi Dios y no saldrá jamás de él y sobre él escribiré el nombre de Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, de la nueva Jerusalén, la que desciende del cielo de mi Dios, y mi nombre nuevo.  El que tenga oídos, oiga lo que el espíritu dice a las iglesias, o sea a (cada uno de nosotros.)  Yo ahora les pregunto.  ¿Le han dicho sus líderes religiosos en algún momento cuál es su nuevo nombre?  ¿Le han dicho cuál es la nueva Jerusalén?  

Hermanos, es necesario que acepten ese despertar en ese nuevo ser interno, porque para comprender la vida inmaterial es necesario superar la conciencia en el cuerpo físico, o sea darle seguimientos a tu ser interno antes de separarte del cuerpo físico y no sigas atado a él.  Sin ese desarrollo no podrán proyectarse en un mundo realmente nuevo.  Todo es parte de la existencia espiritual.  Buscad la verdad en la Luz del conocimiento celestial a través de ese único maestro, Jesucristo.  Él es la Luz del mundo, y esa Luz brillará por toda la faz del planeta Tierra en ese grandioso día.

Que comience a brillar esa bendita Luz por toda la faz de la tierra, os pido Señor.

teresa.

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