domingo, 13 de enero de 2013

HABLEMOS SOBRE LA INTELIGENCIA DEL HOMBRE Y LA SABIDURIA DEL ESPIRITU.

La inteligencia del hombre y la sabiduría del espíritu son dos inteligencias distintas a la que conoce la humanidad.  La sabiduría por pertenecer al espíritu, lo aprende de colegios de donde viene el origen del espíritu.  El espíritu no nace en el cuerpo del hombre que es la carne, sino del renacimiento del espíritu, o sea de la reencarnación del espíritu.  Por lo tanto los conocimientos de las cosas que pertenecen al espíritu están en el lugar de la creación del espíritu.  En el plano Tierra la inteligencia es una cadena de conocimientos externos.  Son conocimientos que se ajustan a las cosas materiales, que concierne solamente a la salud del cuerpo humano, y no a la salud del cuerpo espíritu.  Si ustedes estudian lo que acabo de decir, entonces podrán observar que por esas malas hierbas doctrinadas por hombres llamados maestros en la palabra, según ellos, es la razón el por qué el planeta Tierra está llegando a su deterioro total.  La sabiduría al pertenecer al espíritu, pues no puede el espíritu educarse en colegios terrenales, porque no existe en el suelo terrenal la sabiduría.  La sabiduría está allá arriba de donde viene el espíritu, y por lo tanto hay que escuchar toda sabiduría que llega del espacio.  Los mundos de expiación como lo es el planeta Tierra, es un mundo de aprendizaje para seres no evolucionados, o sea, para seres imperfectos.  En los seres imperfectos no hay alimentación mental positiva.  No conocen la alimentación de la espiritualidad del alma, por falta de no conocer que por el espíritu es que se vive, para entonces poder reconocer todo lo que concierne al ser.

Voy a refrescar la memoria un poco.  Hablé anteriormente y les dije que la sabiduría no penetra en los poros del cuerpo, sino en el alma del espíritu.  Y les dije que por eso es necesaria la sanación del alma. Luego les dije que en el silencio interno podrán sentir la esencia de ese único maestro, el Espíritu Santo, y que por eso es necesario recuperar la salud interna.  También les dije que no se podía conocer al Espíritu Santo por medio de tinta y papel, o sea, por la lectura.  Recordar lo que nuestro Señor nos dejó dicho: Vota lo viejo y añeja lo nuevo.  Por eso es necesario que comiencen los conocimientos celestiales desde el comienzo de la creación del mundo.  Así podrán ayudarse todos a salir de las tinieblas.  Los que estamos con la inquietud de llevar la verdad para acabar con el lazo de la mentira, aunque somos pocos en ese camino estrecho, pero estamos recibiendo el llamado.  Siempre ha sido así el proceso de evolución para el espíritu del hombre.  Pues aunque somos pocos en recibir el Espíritu Santo, pero tenemos la ventaja de poder llevar una verdad con hechos, para conbatir a los que quieran como en todos los tiempos, tratar de callar que la verdad se manifieste.  Los falsos profetas callarán para siempre sus falsas enseñanzas que solamente son meras interpretaciones.  Hombres corruptos que se dan a la tarea de la buena vida en el nombtre del Altísimo. 

Les diré por qué es necesario recibir al verdadero maestro.  Nuestro Señor Jesucristo nos dijo en aquel tiempo, nos dijo así: Yo no hablaré muchas cosas con vosotros porque viene el príncipe del mundo que en mí no tiene nada.  Nos quiere decir, el que está dirigiendo este mundo es el anticristo.  Pero hay otra forma de confirmarlo, y nos dice así: Que las doctrinas terrenales es, sabiduría terrena animal demoníaca.  ¿Por qué?  Porque cuando nuestro Señor se fuera, entonces llegaba el príncipe del mundo.  Busquen Juan 14 versículo 28 al 30.  Dice: Ya no hablaré muchas cosas con vosotros porque viene el príncipe del mundo que en mí no tiene nada.  Y busquen Santiago capt. 3 vers. 13 al 16.  Dice: Que no será sabiduría que desciende de arriba la vuestra, sino sabiduría terrena animal demoníaca.  Nuestro Señor compara los conocimientos que se reciben del cielo con los que predican los terrenales.

!Oh hermanos míos!  Os bendiga el Señor de los cielos, para que todos sean devueltos a ese bendito reino celestial.  Dejen de ser los ángeles caídos y regresen a ese bendito hogar, amén.
                                                         teresa. 

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