Mi encuentro con el despertar celestial
En el llamado que recibí por el Señor Dios de las Alturas tuve que entrar en la práctica de la obediencia para pode recibir su ''Gracia'', luego así entonces recibir el método de enseñanza para cumplir una misión. Misión desconocida para mí, porque aún desconocia mi ser interno. En la práctica de la obediencia celestial desperté de ese aturdimiento que estaba encerrado en mí a través de los siglos. Aturdimiento de no poder reconocer mi verdadero origen, el origen del espíritu, el origen de mi ser interno. En la práctica después de haber dicho presente, aprendí todo lo celestial que corresponde a mi espíritu. Por eso no me busquen con nombres en el planeta Tierra, porque ningun nombre se me ha sido dado. Las enseñanzas que traigo no son enseñanzas aprendidas carnalmente, porque todo lo carnal no es del espíritu. Nosotros cuando estamos en un estado de conciencia elevada podemos viajar y recoger la verdadera sabiduría, la sabiduría que nos enseña el Espíritu Santo, la sabiduría herencia del espíritu. Ella no tiene jerarquías en la tierra porque no pertenece al planeta Tierra. Ella es humilde y sumisa.
Mi despertar comenzó en el año 1985. En ese año comenzó primero las tribulaciones con ataques demoníacos. Yo, un ser común y corriente recibí el verdadero despertar comenzando en esa forma. Fue una lucha de desasosiego. Pensé que no tenía fin. Esa lucha fue constante por ocho meses. Busqué ayuda en las religiones y no logré nada, mi martirio continuó. Al reconocer que en esa forma no conseguía quitarme lo que me amenazaba, entonces busqué ayuda espiritual, o sea, en aquellos espiritistas y santeros, y tampoco pudieron ayudar. Cada día y cada instante se me hacia más difícil luchar contra los demonios invisibles de este planeta Tierra. Especifico cuáles porque también los hay encarnados y muchos. Ocho meses después guiando hacia la zona oeste, como a las dos de la madrugada, me sucedió el ataque más desesperado, pues, fui atacada en ese momento, y en esa desesperación me agarre del timón del vehiculo tratando de mirar por el cristal hacia el espacio y saqué un quejido en grito, diciendo, Dios mío te necesito. Quejido que salia desde lo más profundo de un sitio en mi alma que yo misma desconocía. Dos o tres minutos después todo quedó en calma. De ahí en adelante cesó ese tormento y desesperación que viví esos ocho meses. Después de esos ocho meses comencé el despertar hacia la Luz. Luz en el verdadero despertar. El despertar para reconocerme para esa nueva vida, vida eterna que todos llevamos y que nada conocen de ella.
Para comenzar a recibir esa ''Gracia divina'' tuve tribulaciones y pruebas tan fuertes que muchas de ellas me agotaban de vez en cuando, pero la fe en la Gracia que recibí me fortalecía, y cada día me recogía con la ''Divinidad''. Cada día iba recogiendo mi verdadera herencia. Herencia que todos llevamos escondida en el alma. Herencia desconocida por los humanos, pero escondida en el interior en cada uno en nosotros. Los misterios ocultos de los que habló nuestro único maestro, que hoy es mi maestro interno. El Espíritu Santo que todos han oído hablar, pero mal interpretadas sus enseñanzas por culpa de nuestros propios males. Hoy, después de toda esa bella limpieza y preparación interna, recibo el sello de los iniciados, el sello que recibimos los hijos de la Luz del mundo, la sabiduría del espíritu. La herencia que recibimos por Jesucristo.
Luego una vez que fui limpia internamente practicando la verdadera obediencia hacia el Creador, comencé a aprender telepáticamente los mensajes del cosmos. Aprendí fuera del cuerpo físico. Los traía en mi conciencia y luego los escribía. A través de la conciencia aprendí a conocer las leyes que pertenecen al origen del espíritu, y que son los verdaderos mandamientos que debemos conocer, porque son mandamientos de sanación para el alma del espíritu. Son leyes aún desconocidas en los habitantes de este mundo. Este es el siglo para conocer los tesoros celestiales que guarda el espíritu en cada ser humano. Tesoros aún desconocidos en el mundo terrenal. Sobre la obediencia que les hablé, no es aprendida en suelo terrenal por hombres que dicen conocer las santas escrituras. Es un conocimiento de obediencia que se somete el espíritu cósmicamente a fin de llegar al mandamiento principal para que seamos ''perfectos''. Una vez llegado a un estado de conciencia perfecta es cuando comunicas con el consolador que nos ofreció el Gran maestro, nuestro Señor Jesucristo. Entonces comencé aprendiendo qué es el silencio interno en el espíritu.
En esa limpieza que recibía mi espíritu pude penetrar a una dimensión donde existen unas leyes invisibles que rige al espacio astral cósmico. Sin conocer esas leyes no se puede penetrar a esos colegios celestiales que es donde se encuentra la sabiduria cósmica que es la herencia del espíritu. Ahí es donde se comienza a conocer los misterios ocultos, los que nos habló nuestro Señor para aquel tiempo. El 99% de los habitantes terrenales desconocen esos misterios porque siguen dormidos. Hermanos, dos mil años y todavía siguen con la vieja guardia. Todavía siguen viviendo con costumbres y tradiciones. Por eso es que hay tantos enfermos en el mundo con la enfermedad del alma. No busquen las apariencias de la buenura, sino que busquen la sanación del alma.
Más luego continuaré con mis inquietudes.
Amén.
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