No traten de encontrar a Dios, el de las Alturas, a través de otros, sino búscalo a través de ti mismo. Lo que sucede es, que es un proceso de seguimientos. Nuestro Señor dejó escrito en las santas escrituras, y lo sigue diciendo, que él es el único maestro para enseñar su evangelio. Ustedes se preguntarán. Cómo si él murió, entonces, cómo puede él mismo enseñar su evangelio? Hermanos, a través de su Santo Espíritu, porque su espíritu es eterno. Por eso él para aquellos tiempos nos predicaba en su evangelio la vida eterna que nos ofrecía. Él siempre ha querido que conozcamos la vida eterna que llevamos por el espíritu. Él siempre nos habló de las cosas que son del Todopoderoso, y no de la existencia del cuerpo externo.
Las religiones todas por no querer entender el lenguaje de Jesucristo a través de su evangelio, crearon terror a la palabra 'espíritu'. Hoy, dos mil años después, las religiones anuncian al Espíritu Santo de Dios, pero aún siguen metiendo miedo sobre los espíritus. Todavía la mayor parte de la humanidad no acepta que somos espíritus encarnados, y que en la hora de dejar el cuerpo externo, entonces regresamos a la vida de los espíritus. También las religiones hablan del reino celestial. Quiénes son los habitantes de ese reino celestial? La biblia dice. No son ellos espíritus administradores de los que han de heredar la salud? Yo pregunto. Cuál es la salud que heredamos a través de esos espíritus administradores? Cómo se hereda esa alimentación que tanto necesita el espíritu? Vuelvo y pregunto. Cómo recibimos la alimentación que tanto necesita el espíritu del hombre? Recibimos esa alimentación por medio de unos espíritus encargados de esa tarea. Esa alimentación es la que necesita el espíritu, para su regreso a su hogar de origen, o sea, hacia el reino celestial. Esa es la alimentación que ha necesitado siempre los terrenales. Esa es la alimentación que despierta y sana el alma. (Alma: Propiedad del espíritu) Sigue diciendo nuestro Señor Jesucristo que no hay nadie en el mundo que pueda sanar el alma que no sea él. Él es el único maestro, y por eso es el único para enseñar las cosas celestiales. San Mateo 23 versículo 8.
Tienen que dejar de ser "buenos'' para que puedan entrar al reino celestial. Es necesario que aprendan ser ''perfectos'' para que puedan dar un paso más hacia la purificación del alma. El alma es el soplo de vida en el espíritu, para que el espíritu llegue a su estado de pureza. Los mandamientos que aprendieron en este mundo fue solamente el comienzo de obediencia, para la estadía temporera hasta que reconociéramos quién en realidad somos todos. Los mandamientos para regresar el espíritu a su mundo celestial, no son simplemente eso que han conocido los habitantes del plano terrenal. Hay otras leyes de mandamientos para entrar a ese bendito reino celestial. Dentro de la naturaleza están esos mandamientos, y solamente el espíritu es el que lo puede reconocer en ese cambio de morada. En ese momento es que el espíritu comprende si trabajó para ello, o sea, si trabajó para su adelanto moral. Por eso es necesario que el espíritu recupere su verdadera salud celestial, para que así pueda llegar a su estado perfecto, y pueda continuar su crecimiento celestial.
Esa pureza para el alma del espíritu no puede ofrecerla el predicador carnal, y por esa razón el planeta está en malas condiciones sus habitantes. Nuestro Señor Jesucristo, único maestro, siempre lo sigue diciendo que un ciego no puede guiar a otro ciego. Todos ustedes tienen que comprender quién está dirigiendo este mundo, para que dejen de ser hijos del dios terrenal, que es el príncipe de este mundo. No olviden que nuestro Señor lo advirtió que cuando él se fuera, entonces llegaría el príncipe del mundo. Si quieren aprender llegar al estado de perfección, tienen que reconocer la vida eterna que llevamos cada uno de nosotros. Tal como lo enseña Jesucristo donde siempre lo sigue diciendo, que somos eternos. Eternos por el espíritu.
Que el manto del divino poder de Jesucristo brille por toda la faz del planeta Tierra. Y que el manto oscuro que arropa el planeta Tierra, sea consumido por la tierra. Yo os pido Señor.
viernes, 25 de septiembre de 2009
Continuaré inquietándolos
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